Él es un perro de Dios, un sabueso que quiebra de una sola dentellada la garganta de las brujas que se atreven a adorar al maligno, él es, en definitivas, Fray Alonso de Zumárraga, el inquisidor; y ella, ella es la más poderosa de las hechiceras, la terrible y a la vez seductora Keziah Mason, la británica que arroja truenos y maleficios sobre los campos del norte de España. La persecución inició en el año 1300 en Asturias, continuó en 1692, durante la cacerÃa de brujas en Salem, Massachusetts, y sigue hoy en dÃa, ahora mismo, en las calles más antiguas de la Ciudad de México. Él es implacable, tratará a toda costa de castigarla en la hoguera; pero ella tiene a su disposición un arma de la que ni siquiera los perros salen sin heridas mortales: la belleza.
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