Saoirse no cree en el amor a primera vista ni en los finales felices. Entre olvidar a su ex y lidiar con la enfermedad de su mamá, siente que su vida necesita un descanso, así que ha organizado el plan perfecto para el largo y caluroso verano antes de empezar la universidad: irá a fiestas, verá películas de terror y dejará atrás todos sus problemas besando chicas. Todo esto, claro, sin olvidar la única regla que se ha autoimpuesto: nada de relaciones ni compromisos.

Sin embargo, cuando conoce a Ruby, una fanática de las comedias románticas, sus planes para el verano cambian por completo. Ruby le propone pasar el tiempo recreando las clásicas escenas de amor de algunas películas. Si todo sale como está planeado, cuando el verano termine habrán tenido diferentes citas, pero sin terminar con el corazón roto y ningún drama de por medio, cada quien podrá seguir su camino sin problema. Un plan casi perfecto si no se les hubiera olvidado que al final de las películas, los dos personajes se enamoran de verdad.